El monóxido de carbono es peligroso. No se puede ver ni oler; es un gas que no tiene color ni olor. Los niveles peligrosos de monóxido de carbono pueden provenir de hornos mal ventilados, chimeneas obstruidas o agrietadas, calentadores de agua, chimeneas, estufas o tubos de escape.
El síntoma más común de la intoxicación por monóxido de carbono es el dolor de cabeza. Otros síntomas incluyen mareos, dolor torácico, náuseas y vómitos. Los niveles altos de monóxido de carbono pueden provocar que una persona se desmaye y también provocar la muerte.
Si sospecha de una intoxicación por monóxido de carbono
- Abandone el edificio.
- Lleve a las víctimas a tomar aire fresco de inmediato.
- Llama al 911.
- Llame a su compañía de servicios públicos local.
Consejos de seguridad sobre el monóxido de carbono
- Mantenga los hornos, las calderas, los calentadores de agua y las secadoras de ropa debidamente ventilados.
- Mantenga las chimeneas limpias y libres de cenizas o basura, si tiene una chimenea que funcione.
- No utilice el horno para calentar la casa.
- No utilice parrillas para barbacoa a gas o carbón, ni estufas a queroseno ni a gasoil en lugares cerrados.
- Instale y mantenga un detector de monóxido de carbono que funcione en su hogar. Revise y cambie las pilas cada seis meses. Un buen momento para hacerlo es restablecer los relojes al horario de verano.