El Proyecto de Resiliencia de Filadelfia es el enfoque unificado e interno de la agencia de la administración de Kenney, que tiene como fin ayudar a los vecindarios y a las personas afectadas por la falta de hogar como consecuencia del consumo de opioides.

Una parte fundamental del proyecto es el cierre de los campamentos. Particularmente en el área de Kensington, se formaron cuatro campamentos, en donde había consumo de drogas, sobredosis, actividades delictivas y condiciones que ponían en riesgo la salud tanto de las personas que vivían en los campamentos como de los residentes del vecindario.

El 31 de enero de 2019 la ciudad cerró el último de estos cuatro grandes campamentos.

La ciudad se centra en soluciones compasivas y efectivas.

Despejar los campamentos con no mucho más que fuerza, como se hizo en otras ciudades, no funciona.

Las personas simplemente se mudan a otra zona que, frecuentemente, está más aislada, lo que los lleva a situaciones aun más peligrosas y a muertes por sobredosis. También se crea una sensación de desconfianza entre el gobierno y la misma gente que estamos tratando de ayudar. Además, nunca se aborda el origen del problema.

En Filadelfia se abordó el problema de manera diferente, como parte de un programa piloto de campamentos. Confeccionamos una lista de las personas que vivían allí, no por número sino por nombre. De hecho, descubrimos que aquellas personas que vivían en el campamento querían que se las conozca, que se las note. Esto también nos permitió coordinar los servicios, como vivienda, atención de salud y tratamiento, de una manera más efectiva y eficiente.

Los equipos de atención compuestos por expertos, así como también por personas con experiencia en falta de vivienda y trastornos de abuso de sustancias, visitaron los campamentos día tras día para forjar relaciones con las personas que vivían allí.

Se esforzaron mucho por convencer a tantas personas como pudieron para que aceptaran ayuda, mientras se respetaba su voluntad como seres humanos.

La ciudad implementa un proceso específico con fecha límite, servicios y opciones para guardar las pertenencias.

Una vez que la ciudad identificó los campamentos que había y que debían ser clausurados, se comunicó dicha clausura con al menos 30 días de anticipación. Los trabajadores de alcance comunitario explicaron de manera regular y repetida qué pasaría y cuándo sucedería. La ciudad también publicó avisos en naranja brillante en inglés y español con la misma información por todo el campamento.

Durante los 30 días anteriores a la fecha de clausura, los equipos continuaron intentando convencer a tantas personas como les fuera posible para que aceptaran ayuda. Desde la primavera de 2018 cuando comenzó el programa piloto de campamentos, dos tercios de todas las personas con las que hemos interactuado han aceptado algún tipo de ayuda, ya sea con viviendas o tratamiento contra las drogas y de salud mental.

En las fechas de las clausuras, muchos trabajadores de la ciudad, incluyendo los equipos de atención, visitaron los campamentos para hacer que las personas que aún estaban allí aceptaran ayuda. También llevaron contenedores de almacenamiento para ofrecer, sin costo, un espacio para guardar las pertenencias que no suponían un peligro para la salud ni para la seguridad.

Después de hacer eso, los funcionarios de la ciudad sacaron todo lo que había quedado en los campamentos, incluyendo elementos peligrosos como jeringas usadas, y tomaron medidas en la zona por motivos de salud y seguridad.

La ciudad ofrece ayuda para toda persona que quiera recibirla.

Debido a las circunstancias extraordinarias que rodeaban los campamentos, junto con los problemas singulares que enfrentaban las personas que vivían allí, la ciudad puso toda su energía para garantizar que la ayuda estuviera disponible para todas las personas que estaban en el lugar.

De hecho, hay camas y espacios disponibles en los programas de tratamiento y refugios en toda Filadelfia para toda persona que quiera recibir ayuda.

Desde que comenzó el programa piloto de campamentos, el 65 por ciento de las personas ha aceptado algún tipo de ayuda. En algunos casos, las personas que pasaban tiempo en los campamentos tenían un hogar adonde ir.

Es importante destacar que cuando la ciudad cerró el último campamento el 31 de enero de 2019, la temperatura era de un solo dígito y la sensación térmica estaba por debajo del grado cero. Pese a estas condiciones peligrosas de clima frío, en la mañana en que cerró el campamento todavía había aproximadamente 45 personas allí. 35 de ellas aceptaron algún tipo de ayuda.

El cierre de los campamentos es solo el comienzo.

Mientras que el cierre de los cuatro grandes campamentos es extremadamente importante y necesario, tanto para salvar vidas como para mejorar y mantener la calidad de vida en el vecindario de los alrededores, no es el fin de las tareas de la ciudad para combatir la epidemia de opioides.

La ciudad está realizando muchas tareas para impedir el establecimiento de nuevos campamentos y trabajará para que los campamentos en Kensington queden cerrados de manera permanente. Los residentes de Filadelfia deben informar de inmediato la aparición de nuevos campamentos en cualquier lugar o si se sospecha que hay un campamento, llamando al 3-1-1. El servicio 311 de la ciudad cuenta con personal exclusivo del Proyecto de Resiliencia de Filadelfia que puede ofrecer ayuda.

Asimismo, seguiremos desarrollando estrategias y ofreciendo ayuda (que incluye el acceso a viviendas sin dificultades, caminos hacia la recuperación y el empleo, atención de la salud y tratamiento de salud mental y contra el abuso de drogas), durante el tiempo que sea necesario para salvar vidas y combatir la epidemia de opioides.